miércoles, 13 de marzo de 2013

Patria, socialismo o muerte

El fallecimiento de Chávez abre el debate sobre la permanencia del chavismo de manos del sucesor designado, Nicolás Maduro


Hace una semana falleció el presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Hugo Chávez, figura representativa de la revolución socialista en América Latina. El mandatario logró conectar con un pueblo que lo veneraba; prueba de ello es la avalancha de ciudadanos que han salido a las calles a expresar su dolor. Sin embargo, el mundo occidental siempre lo ha contemplado como un presidente populista preocupado por hacer propaganda política contra el capitalismo.

Es innegable que Hugo Chávez arrojó luz en el caótico panorama político-económico en el que se hallaba Venezuela en el 98, cuyos partidos estaban sumidos en la corrupción y tenían oprimida a la población en un estado de pobreza no acorde con los recursos económicos del país. No cabe duda de que la base del chavismo ha sido la habilidad de su dirigente para captar el voto de las clases medias y desfavorecidas, que venían soportando cuatro Gobiernos democráticos con una gestión económica pésima que tuvo como consecuencia la caída del PIB durante dos décadas consecutivas, desde 1980 a 1998, en un 14 %.

Con el logro durante los primeros años de su gobierno de reducir las desigualdades sociales, no extraña el gran respaldo del pueblo venezolano a su persona. Sin embargo, en el año 2009 tuvo lugar un referéndum para modificar la Constitución con el fin de eliminar el límite de los mandatos presidenciales y poder mantener la presidencia; este sería el inicio de la cara más populista del chavismo. Ello lleva a cuestionar si los deseos de Chávez de permanecer en el poder tomando medidas contra los medios y los sectores de la población no afines han prevalecido en detrimento de los intereses primarios de impulsar el socialismo. Como solía decir el mandatario, "patria, socialismo o muerte".

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